Nuestra Historia


Yad Rajamim nace por el sueño de la fundadora Margaret Cohen, que tras el fallecimiento de su hijo Jaim Rajamim de 3 años de edad,  busca devolver a su comunidad todo el apoyo recibido en una etapa muy difícil que atravesó ella y su familia. Es así que en el 2010 fundó formalmente el centro terapéutico con el objetivo de ofrecer servicios y apoyos psicológicos y terapéuticos  para niños, adolescentes y sus familias.

JAIM RAJAMIM:  MI PEQUEÑO MAESTRO por Margaret Cohen


El relato de la admirable historia de Fortaleza, Enseñanzas, Valores y Amor que vivió Margaret, es relatada por ella misma en su libro “Jaim Rajamim. Mi pequeño Maestro”  y forma parte de los valores, programas e ideales que basan a nuestra institución. Nuestra misión es Formar a los próximos líderes comunitarios. En Yad Rajamim, damos apoyo terapéutico y emocional a los pequeños y sus familias en situación de vulnerabilidad para que juntos puedan desarrollarse sanamente dentro de la sociedad y así ofrecerles nuevas oportunidades de vida.

"En Yad Rajamim extendemos las alas de los niños de nuestra comunidad para poder formar a los nuevos líderes comunitarios de mañana."

Jaim Rajamim: Mi Pequeño Maestro

Por: Margaret Cohen

“Érase una vez…”

Leer este libro en un plano superficial, nos privaría de apreciar la extraordinaria esencia que emana. Quien pudiese pensar que se trata de una obra que apela solo a una comunidad Judía, se equivoca. Quien logre escapar de los paradigmas y traspase la corteza de la lectura, descubrirá la universalidad de las enseñanzas del pequeño Jaim Rajamim, sin importar credo, edad o género.

Así como el desierto se conforma de ínfimos granitos de arena, y el océano de pequeñas gotas de agua, los minúsculos detalles de este libro son los que le entregan grandeza. El vibrar y palpitar de amor, dolor, fe y perseverancia que se siente en cada línea, nos entrega enseñanzas en un discurso muy honesto.

Si bien el relato contiene el dolor y las lágrimas de una madre que vivió el proceso más duro que se pueda vivir, al final no trata sobre dolor, ni sufrimiento. Sino que nos guía en un trayecto extraordinario, donde en medio de una lucha de angustia, encontró la unión de su comunidad y el trascender sobre lo imposible. Pero sobretodo lo más importante es lo que logró nacer de todo esto.

Pero antes de anticiparnos a lo que surgió de enseñanza máxima, hay dos metáforas que ayudarán a entender mejor el verdadero valor de este libro: La primera sobre música y la segunda sobre literatura.

Música

No debiese existir debate sobre que instrumento de orquesta es mejor, ya que cualquiera es único e indispensable por su propia naturaleza. Sin embargo existe un elemento que el violín puede crear por encima del piano. El piano al ejecutar una sola nota, es corta, efímera; al pisar el pedal queda un eco, pero pierde rápido fuerza hasta desvanecerse en el espacio. Por otro lado el violín, logra extender una simple nota y sostenerla un periodo tan largo que en la simpleza de un Do, o un Sol puede destellar una inmensa magia y un poder absoluto. Por lo tanto el violín nos enseña a no subestimar una nota por muy pequeña que sea ya que puede provocar grandeza no solo sobre su propia existencia, sino en el trazo que deja en quien la escucha y la aprecia.

Literatura

El realismo mágico se define como un movimiento literario que nos hace ver el absurdo de la magia y lo extraordinario como cosas cotidianas. Sin embargo la verdadera lección que nos puede brindar es si leemos su definición al revés, ya que nos enseña a encontrar que en las cosas cotidianas por absurdo que parezca existe una auténtica magia y cosas extraordinarias. Y es que se puede transformar el dolor y las pruebas de nuestra vida, en las semillas para traer magia al mundo.

Jaim Rajamim, fue ese pequeño maestro, esa pequeña nota imposible de subestimar que se extendió con suavidad y perseverancia para mostrar el valor de sus enseñanzas. Trascendió el poder de su propia lucha para fortalecer a sus padres y su comunidad, creando un sonido que hará eco en la vida no sólo de sus familiares y quienes le conocieron, sino de muchas personas. Hoy esa nota extensa, dulce y perfecta sigue sonando. Retumba en las paredes de un hogar de magia que se creó por él, que inspiró a su madre e inspira fuerza y felicidad a muchos niños y familias.
Así como el realismo mágico, Jaim Rajamim se plantó como una semilla que hizo crecer un árbol frondoso que protege con amor los sueños y felicidad de los niños y familias de la comunidad Judeo-Mexicana. Su partida fue como una metamorfosis, para poder crecer y trascender en algo mucho más grande. Como una entrega de devoción por el mundo y su comunidad para dar felicidad. Pero lo más dulce del árbol protector de sueños es que la vegetación que surge de sus ramas y protege los sueños, son las manos de todos quienes ayudan a que este árbol exista.
Esa última nota que se extiende infinita que inspira fuerza y felicidad, ese árbol que da protección, felicidad y solidez familiar se llama Yad Rajamim. Una hogar, donde sus paredes emanan felicidad, amor y sueños. Donde niños y familias encuentran que en la simpleza de sus sonrisas, está garantizada la felicidad del mañana de todos nosotros. Y esta casa no existiría sino fuera por esta historia.
Por lo tanto, si bien los momentos relatados de la vida de Jaim Rajamim en este libro no empiezan como un cuento de hadas, sí terminan como tal. La historia de Rajamim, cierra un capítulo para abrir uno mucho más grande que trascenderá en los sueños de muchos niños que a su vez serán mujeres y hombres que sin lugar a dudas cambiarán el mundo a un lugar mejor. Y es que si pensamos en magia, en un lugar perfecto donde los niños pueden ser felices, volar y encontrar sus sueños podríamos terminar este libro diciendo:
“Érase una vez un país llamado Yad Rajamim, donde el ser feliz no era una opción, sino… una obligación”
Y en definitiva, gracias a esta retadora historia, es que este cuento de hadas, hoy… es una realidad.